Administración de cambios: las mejores prácticas
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A pesar de que los flujos de trabajo varían dependiendo del rol de la compañía, la administración de cambios en hardware, software, código de aplicación, información de contacto y documentación es esencial para minimizar los riesgos y maximizar la satisfacción del cliente. Por eso, debe hacerse siempre bajo las mejores prácticas.
Sí, los sistemas de administración de cambios pueden llegar a ser una carga. Sin embargo, si no se acomodan a las emergencia o nuevas tendencias, la infraestructura TI y la operación de la empresa pueden sufrir. La clave está en encontrar el equilibrio adecuado de las prácticas estándar para las necesidades empresariales, y que estas sean al mismo tiempo flexibles para la accesibilidad de un excelente servicio.
Los modelos tradicionales de gestión de cambios tienden a transformarse abruptamente cuando hay frecuentes modificaciones en la infraestructura y servicios, pues los usuarios finales, sobre todo de los servicios basados en la nube, requieren de máxima disponibilidad en la red.
Además, el riesgo potencial de pérdida es grande cuando la red está invocada por muchas transacciones de negocios financieras y otras que demandan más ancho de banda y velocidad, por lo que muchas empresas buscan administrar cambios con las mejores prácticas disponibles.
Por tanto, una bien definida y ejecutada administración de cambios de TI minimiza el periodo de inactividad del servicio, al mismo tiempo que garantiza una entrega consistente de alta calidad de la manera más flexible, comunicativa y segura.
ADMINISTRACIÓN DE CAMBIOS: EN BUENAS MANOS
Un buen administrador de servicios TI debe maximizar el valor, reducir las interrupciones de los incidentes y apoyar la eficacia de la operación, mientras que todo el trabajo está alineado con las necesidades y objetivos del negocio.
Cualquier solicitud de cambio, ya sea de activos o servicios de configuración, se debe analizar con prioridad, debe ser aprobado e implementado, registrado y evaluado. Todo esto tiene que suceder de manera rápida y consistentemente, siguiendo una serie de pasos establecidos por un comité encargado.
Su papel es minimizar el riesgo del negocio y la gravedad del impacto de cualquier interrupción, al tiempo que garantiza que todos los cambios cumplan con los objetivos de negocio, incluyendo los de TI. Además, es responsable de revisar los documentos que requieren autorización de nivel superior, debido al riesgo de tiempo de inactividad u otra pérdida.
Los modelos del proceso de cambio deben definirse para proporcionar orientación cuando existan eventos inesperados o excepciones. Estos deben reflejar los flujos de trabajo e informar cómo se crean, así como dar detalles: medidas necesarias, quién es responsable de qué, líneas de tiempo y plazos.
Utilizar marcos de mejores prácticas (como ITIL, Biblioteca de Infraestructura de Tecnologías) y metodologías similares, es lo mejor. Finalmente, una recomendación básica es poner a seres humanos a cargo de aprobar y cambiar software o hardware, en lugar de confiar en la automatización. Eso garantizará un servicio de calidad.